Gastronomía de Argentina
Asado.
El mate.
Alfajores.
Empanadas caseras al horno.
Dulce de leche.
Bife de chorizo.
La
gastronomía de la Argentina se caracteriza y diferencia de las
gastronomías del resto de
América por grandes aportes europeos. En
Argentina se combinan perfectamente, la gastronomía
criolla,
indígena (de las distintas tribus, sobre todo las del Norte),
italiana,
española, e incluso algunos pequeños influjos del
África subsahariana, debido a los esclavos llevados desde África al territorio que actualmente es
Argentina.
Otro factor determinante es que
Argentina resulta ser uno de los mayores productores
agrícolas del planeta. Es gran productor de
trigo,
poroto,
choclo o maíz,
carne (en especial vacuna),
leche y, desde los
años 1970, gran productor de
soja aunque esta leguminosa no ha logrado la aceptación popular.
La gran producción de carne
vacuna hace que sea la de mayor consumo (en muchos períodos el consumo anual
per cápita ha superado los 100
kg, y durante el
siglo XIX rondaba los 180 kg per capita/año).
De modo semejante, las enormes producciones trigueras hacen que el
pan
más común sea el pan blanco de harina de trigo, y explican en gran
medida el éxito de ciertas comidas de origen italiano que la utilizan y
que las
pizzas argentinas tengan más masa que las italianas.
Es de notar que, además de las distinciones regionales, existe una
distinción muy importante entre la gastronomía netamente urbana (muy
influida por la "globalización" de las costumbres alimentarias), y la
gastronomía de zonas menos urbanas y la de zonas rurales, más
tradicionales y directamente más —por así decirlo— 'folclórica'.
Aunque no se conoce la existencia clara de una legislación que
prohiba el consumo de carne de caballo, en Argentina existe una
repugnancia generalizada al consumo de carne de equinos (y especialmente
de caballos), esto se debe a la proximidad afectiva que el caballo
(junto a animales domésticos como el perro y el gato) mantiene con los
seres humanos (basta escuchar la
zamba "Mi alazán" o leer la
literatura gauchesca y campera para corroborar esto).
Otro conjunto de diferenciaciones está dado por los estratos socioeconómicos.
Aunque existen comidas argentinas comunes en toda la extensión del país (los
asados y el
chimichurri; los
churrascos; el
dulce de leche; las
empanadas; y el
mate
—este último como una infusión—), pueden distinguirse cuatro regiones
gastronómicas principales, las cuales se describen a continuación
tomando como criterio la cantidad de habitantes de cada una de ellas en
2005 y
2010.
Región Central y Pampeana
Comprende a las provincias de
Buenos Aires,
Córdoba, centro y sur de
Santa Fe,
La Pampa, los dos tercios meridionales de
Entre Ríos y la
Ciudad de Buenos Aires. Por motivos históricos y ecológicos la cocina de
Uruguay es casi la misma que la de esta región argentina.
Es la región que ha recibido el mayor influjo europeo directo,
principalmente el italiano y español, aunque es asimismo, por sus
importantes producciones pecuarias —en especial de ganado vacuno— el
epicentro de dos platos típicamente argentinos: el
asado y el
dulce de leche.
Es así que aquí se imbrican las comidas basadas en carnes rojas,
aviares y lácteos con las pastas. Teniendo la población una dieta
hiperproteínica.
Al plato y al dulce ya mencionados se añaden las
milanesas y los
escalopes, incluida entre las milanesas una que es invención argentina pese a su nombre, la
milanesa a la napolitana algo similar ocurre con la
milanesa a la "provenzal".
Compitiendo con los asados, "bifes" (
filetes) y
churrascos
se encuentran más platos de origen italiano aunque muy adaptados al
país y, de hecho, transformados ya en platos nacionales de los
argentinos cualquiera sea su linaje: las
pizzas y las
pastas.
Las pizzas argentinas, comúnmente pronunciadas
pisas, difieren
bastante de las italianas, en muchos casos son más próximas a algunas
variedades italianas de "calzoni". Pizzas típicamente o exclusivamente
argentinas son la "pizza canchera" o "pizza de cancha", la "pizza
rellena", "la pizza por metro", la "pizza a la parrilla", etc. Por lo
común las pizzas argentinas van cubiertas con salsa de tomates y un
queso tipo
mozzarella (llamada en Argentina frecuentemente
musarela), a esta variante "económica" se le suman las cubiertas con salsa de
tomate, queso,
anchoas,
jamón cocido,
aceitunas y pimientos
morrones, en ocasiones se le añade huevo. Preparaciones menos comunes son las que sustituyen el jamón por el
salame ("pizza calabresa"), o las que poseen rodajas de
ananá,
palmitos, diversos
hongos, y
mariscos. La pizza argentina deriva de la cocina napolitana mientras que la
fugaza argentina deriva de la
focaccia zeneize (
genovesa), pero es bastante diferente la preparación argentina de la italiana. Más aún, la "fugaza con queso" es invento argentino.
Otro plato muy popular en Argentina es la
fainá, una especie de
fugaza realizada con harina de
garbanzos.
Durante el siglo XX ha sido común que la gente pidiera en las pizzerías
porteñas, rosarinas o cordobesas "moscato, pizza y fainá", es decir un
vaso grande del dulzón
vino moscatel (o moscato) acompañado por dos porciones triangulares sobrepuestas, la inferior de fainá y la superior de pizza.
Sin embargo, las
pastas superan a las pizzas en cuanto al nivel de consumo que tienen. Entre las pastas se cuentan principalmente los
tallarines,
ravioles,
ñoquis,
canelones,
fetuchines o "cintitas",
lasañas y
tarteletis, en menor medida los
mostacholes (los llamados
penne rigatte es decir: "plumas rayadas" en Italia) aunque en Argentina frecuentemente los mostacholes son muy usados como "
fideos guiseros junto a los "
moñitos" (en italiano
farfalle es decir "mariposas" o los "tirabusones) . En las pastas rellenas es frecuente el uso de la
ricota, producto lácteo semejante a la
cuajada
que también es muy usado para hacer postres como tartas y "redondos de
ricota". Casi siempre estas pastas son consumidas al modo argentino,
llamado con la frase de origen italiano
all'uso nostro (al uso nuestro).
Por ejemplo, es común que las pastas se consuman junto con
pan blanco (como el "
francés"),
lo cual es casi una aberración para los italianos. El consumo de las
pastas con pan se explica por muchos motivos, daremos dos: durante mucho
tiempo el pan fue baratísimo en Argentina (mientras que en Europa el
pan era relativamente caro; por ejemplo hasta aproximadamente 1950 los
inmigrantes europeos se sorprendían de que cuando iban a un restaurante o
"restorán" no se les cobrara ni la
propina
ni el pan tras haber almorzado o senado opiparamente en un "bodegón" o
en un "boliche", entonces ellos solían admirarse y decir frases como
«¡Argentina es el único país donde no se cobra el pan!») , y las pastas
argentinas suelen estar muy embebidas de
tuco, así que la salsa se
tocha,
es decir, se embebe el pan con ella. El tuco (palabra derivada de la
italiana "suco", jugo) es una salsa de tomates muy adobada y acompañada
por
estofados.
También, aunque menos frecuente, es el consumo de las pastas con
pesto. Esta salsa verde se hace en Italia en base a
albahaca pestata o machacada, pero en Argentina los inmigrantes -al no encontrar albahaca suficiente- inventaron un pesto criollo hecho con
perejil machacado. Actualmente se consumen ambas variantes.
También se usan otras salsas para aliñar a las pastas:
salsa blanca,
salsa rosa,
pomarola,
putanesca,
fileto,
salsa portuguesa,
salsa blanca o
bechamel
(la salsa blanca es de mucho menor consumo que las basadas en tomates
aunque suelen prepararse platos en los que se mezclan tucos -u otras
salsas rojas- con salsa blanca o bechamel- como es en el caso de los
canelones a la Rossini). Algunas son demasiado elaboradas y por esto no son de consumo frecuente, como la
salsa de salmón. En cuanto a la
salsa criolla
ésta aunque también puede usarse para las pastas es más utilizada para
acompañar platos hechos principalmente en base a carnes, la
salsa parrillera tiene semejanzas con la salsa criolla y ambas con el chimichurri, siendo más semejante al chimichurri la salsa parrillera.
Por su parte los
sorrentinos (pasta rellena de forma circular) también tienen un nombre engañoso: son una invención argentina, de la ciudad de
Mar del Plata.
Del norte de Italia proviene otra comida muy común en todo el país: la
polenta. El
osobuco (no confundir con la
buseca pese a sus similitudes) es más característico de la región central.
Los influjos hispanos no van muy a la zaga: postres como los
churros y
ensaimadas, los
alfajores, o platos como la
tortilla de papas), las
albóndigas, el
mondongo, las
torrejas, los
buñuelos (llamados en ocasiones "miñuelos"),
croquetas y gran parte de los
guisos (entre los que se destacan la
buseca, el
guiso de
lentejas -típico plato invernal por su fuerte carga de
calorías-, el "arroz con pollo" etc.), así como los
pucheros, son derivados de España. Como su nombre lo indica el
bife a la criolla -también otro plato típico para el frío- es oriundo de Argentina aunque su linaje procede de los
cocidos de España).
Las
empanadas, aunque son típicamente conosurenses también tienen antigua prosapia española, más exactamente andaluza, y en
Andalucía derivaron de las
lahmayim, la
sfiga y
fatay del
Cercano Oriente, aunque pueden encontrarse —sin que sean excluyentes— otros orígenes para las empanadas americanas: la
empanada gallega y ciertos
calzones rellenos.
Ya se ha mencionado bastante del
pan más común en Argentina, que suele ser llamado "francés"; el pan blanco argentino está hecho con
harina de
trigo
refinada amasada con agua hasta formar "bollos" que se hornean hasta
adquirir un color de "cáscara" dorado o amarillento y la miga bien
blanca y esponjosa; otras formas de pan muy comunes en el campo
argentino son las llamadas
pan casero; lo más frecuente es que el
pan casero sea redondo y tenga "burbujas" relativamente grandes porque tiene menos aditivos (por ejemplo menos
levadura de cerveza) y son cocidos en semicirculares hornos campestres caseros moldeados con forma de
domo utilizando barro o
adobes
(estos hornos son calentados desde abajo ya que abajo del domo de adobe
se encuentra el fogón) , los auténticos panes caseros son horneados a
partir de las llamas que salen de un fogón criollo en el cual el
combustible pueden ser las caloríferas ramas de
piquillín o de
algarrobo criollo etc y en lugar de usar tanto la
levadura de cerveza se suele usar como substitutivo de la levadura el
jume ( ceniza blanca de algarrobo y otras plantas autóctonas), de aspecto, el pan casero argentino recuerda en muchos casos al
pan napolitano, las diversas variedades de "pan casero argentino" en muchos casos incluyen en su miga pequeños trozos de
chicharrón
(pequeños trozos de grasa cocinada) que le añaden gusto y calorías a
tal tipo de pan. En cambio el pan "blanco" o "pan francés" propiamente
dicho suele ser horneado en hornos más complejos (generalmente
alimentados sus fogones por gas natural) de un modo más rápido con
harinas de trigo muy refinadas, levaduras, e incluso puede llegar a
tener su cáscaras o cortezas
malteadas;
el "pan francés" argentino además de tener una forma característica que
es la del llamado marraqueta en el hermano estado de Chile, tiene
muchas otras formas (y al variar la forma suelen variar los tipos de
cocción y así algo el gusto, lo palatal e incluso el aroma): las
variedades más conocidas son llamadas "pan Felipe", "
baguettes,
pan mignon
o miñón (pan hecho con la forma de pequeños bollos a veces con
inclusiones de manteca o de margarina), "flautitas" (panes blancos
fusiformes alargados de unos 15 a 20 cm de longitud), "milongas" (panes
blancos casi cilíndricos de unos 15 cm de longitud cuya cáscara es poco
tostada), "tortugas" (panes redondos o redondeados mucho más anchos que
altos cuyo diámetro es de aproximadamente unos 10 a 15 cm), pan
fondín es decir:
pan de fonda,
que es una variedad de pan blanco o "francés" realizada a partir de un
bollo relativamente grande por unidad (longitud de 15 a 20 cm diámetro
unos 10 cm, la corteza o cáscara del fondín suele ser ocre y lévemente
más dura que la de los otros panes blancos ; el fondín fue una variedad
de pan muy frecuente hasta los 1980 en los
restaurantes económicos (com se ha explicado, muchas veces este pan fondín era dado como
yapa es decir no se cobraba a quien lo consumía acompañando una comida principal).
Un pan de origen italiano que ha tenido y tiene algún arraigo en las
principales ciudades de la zona central argentina es el llamado roseta,
derivado del
rosetta , aunque el pan argentino es similar en su
forma (redondeado) al italiano la roseta argentina suele tener mucha más
miga que la
rosetta italiana.
Por su parte el
pebete es practicamente una variedad del
pan de Viena,
las dos principales variedades de P.B.T. (iniciales de "pan blanco
tostado") o pebete son usadas o para hacer sándwiches de tipo
hot dog (es decir un
fast food global en lugar de ser una típica comida argentina) o para hacer diversos sándwiches (entre ellos otro
fast food global muy difundido en Argentina desde la segunda mitad de los 1960: la
hamburguesa [llamada muchas veces, por la marca o
brand de la principal marca elaboradora de hamburguesas en Argentina ,
paty entre los argentinos]).
Pan lactal como su nombre lo indica el "pan lactal" es una especie de pan amasado con leche (hasta el 2012 por lo menos, casi siempre con
leche de
vaca), el pan lactal suele usarse cortados en rebanadas en los hogares de las grandes ciudades argentinas para hacer
tostadas
o para realizar improvisados sándwiches con diversos ingredientes (por
ejemplo un sándwich de dos rebanadas de pan lactal con queso fresco y
jamón cocido o si no jamón crudo, o un sándwich de pan de dos rebanadas
de pan lactal entre las cuales se encuentran una feta de queso fresco y
una feta de
dulce de batata).
Pan de miga:
por su contextura esponjosa y tierna se parece mucho al pan lactal
aunque sus hormas son mucho más grandes y se las rebana más fino en
rectángulos; el pan de miga se usa, tras ser descortezado, casi
exclusivamente para ser transformado en tapas de los populares
sándwich de miga.
Pan negro;
en Argentina se suele llamar "pan negro" a todo pan cuya miga es
oscura, marrón, por lo general el pan negro se amasa a partir de harina
de
cebada
(producida en la región pampeana); con el pan negro se confeccionan en
ocasiones tapas para los ya citados sándwiches de miga, aunque su
consumo suele ser preferido por aquellos argentinos que siguen dietas
ricas en fibras; muchas veces el pan negro de cebada y/o de
centeno suele ser condimentado con granos de
sésamo, de
kummel es decir
comino
etc. Desde los 1960 los panes negros son relativamente costosos en
Argentina ya que predomina la producción de harina de trigo y de soja,
sin embargo en los 1950 gran parte de la población de clase media y alta
argentina se quejaba del gobierno de entonces ya que estaba restringida
la producción de pan blanco esto por una sequía que mermó a las
cosechas de trigo y con ello la producción de pan blanco, en esos pocos
años de los 1950 se expendía barato el "pan negro" aunque no gozaba de
aceptación masiva sino solo en los inmigrantes y argentinos hijos de
inmigantes provenientes de
Europa Central y de
Europa Oriental.
El influjo francés se nota en la
omelette
o "tortilla de huevos", rellena muchas veces con dados de "queso
fresco" o incluso otros alimentos como fiambres, que se envuelven al
enrollar la omelette.
El influjo británico se nota en menor medida con el consumo de
panqueques (muchas veces rellenos con dulce de leche) y
scons o escones (como los preparados en el monasterio
benedictino de
El Siambón en Tucumán), que son consumidos en la merienda con té o con mate.
El influjo
teutónico ha sido mucho menor que los mediterráneos, sin embargo es muy llamativo en la repostería y confitería. Casi todas las llamadas
facturas tienen un origen teutónico.
Las
medialunas (así se escribe y dice aunque los "puristas" consideren que existe un
anacoluto, no se dice "medias lunas" en Argentina), más conocidas en gran parte del planeta con el nombre francés de
croissant (-luna- creciente), o
cornetto en Italia, son las facturas más populares de Argentina, existiendo dos distinciones principales: las de grasa y las de manteca.
Otras facturas de origen teutón son las
berlinesas (conocidas popularmente en Argentina por los nombres de "
borla de fraile" o "bola de fraile" y "suspiro de monja"), los arrollados (
piononos), etc.
Es de notar que estos nombres chuscos tienen su origen hacia fines de
siglo XIX y principios de
siglo XX cuando los
gremios de
panaderos eran fuertemente
anticlericales y
anarquistas:
aparecen los "vigilantes", "cañoncitos", "bombas", "sacramentos", etc.
Las denominaciones alemanas originales fueron relegadas al olvido al ser
el idioma alemán bastante difícil para la mayoría de los argentinos.
Gran parte de estas facturas fueron argentinizadas muchísimas veces con
un elemento característico: el relleno de dulce de leche. Otro influjo,
algo más restringido, es el traído por los
alemanes del Volga, principalmente en el oeste y centro de la
Provincia de Entre Ríos en donde han difundido algunas variedades de
kuchen (tortas alemanas).
Por su parte las
ensaimadas proceden de la inmigración
mallorquina.
Otros postres de pastelería muy comunes son la
pasta frola, los
bizcochuelos, el
budín inglés, la torta
selva negra y, en menor medida el
estrudel de manzana; las
tortitas negras son típicas de las ciudades de
Rosario y
Tapalqué
(no se deben confundir estas tortitas negras con las tortas negras
chubutenses). Entre los postres que no corresponden a la pastelería y
son de gran consumo están los
flanes (se suelen servir con un baño de caramelo -azúcar fundida de caña-, algo de crema y dulce de leche), las
ensaladas de frutas (que se comen preferentemente en verano), las
macedonias y los
budines. Muchos de estos postres así como las
tortas son adornados con
crema chantilly.
Si bien se observa, gran parte de los platos de la región central y
pampeana de Argentina corresponden a preparaciones culinarias de ámbito
urbano ó rural-urbano (muchos de estos platos requieren al menos de un
horno muy distinto del horno de campo), esto no es nada extraño si se
considera que más del 80% de la población es urbana y se encuentra
concentrada en las principales ciudades de la región central.
Es así que bastante poco queda de la comida "gaucha" —exceptuando los asados, el dulce de leche, el
locro, el mate, las
tortas fritas, los
pastelitos fritos y el
arroz con leche— en esta región.
El panorama era diferente hasta la primera mitad de siglo XIX, para esa época nos recuerda en sus "Memorias"
Lucio V. Mansilla que en plena ciudad de Buenos Aires (como en Montevideo, Rosario, Córdoba) eran comunes el
quibebe, los postres de
mazamorra, la
chancaca, los pescados
pacú,
surubí,
sábalo
asados, etc. En la ciudad de Buenos Aires hasta 1880 aproximadamente,
lo común era comer casi todos los platos del almuerzo y de la cena en
forma de puchero, donde abundaban las hortalizas (zapallos, papas,
zanahorias, etc.) y verduras (
repollos,
puerros, cebollas, etc.) que se obtenían de las "
quintas"
que por entonces abundaban en "las afueras" de las ciudades a pocas
"cuadras" o a pocas manzanas de las plazas centrales. En el campo
también era muy frecuente la costumbre de comer la carne hervida aunque
lo que más llamaba la atención a los viajeros europeos era la
preparación de los asados.
Domingo Faustino Sarmiento
dijo que la ciudad de Buenos Aires era de "señoras gordas" y esto
porque hasta fines de siglo XIX era común comer seis platos por persona
entre el almuerzo y la cena. Lo más común cotidianamente era cenar muy
temprano apenas "caía el Sol", luego la mayoría de la gente se acostaba y
los niños y niñas eran mandados a dormir.
Por lo común los niños y niñas -aproximadamente hasta los 12 años de
edad- eran obligados a comer el almuerzo y la cena en mesas apartadas de
las de los mayores. Las mesas de mayores estaban presididas en su
cabecera por el patriarca familiar -o la mujer más anciana y respetada,
es decir la matriarca- o por el padre de familia cuando el hogar carecía
de adultos mayores. Hasta esos tiempos el modo más común de servir la
mesa era "a la francesa", es decir poner todas las comidas ya preparadas
sobre una gran mesa y que cada comensal eligiera lo que quisiera.
Luego, esta tradición dio paso al modo actual "a la rusa" en el que los
platos se van trayendo a la mesa por turno. Cabe considerar que la
actual modalidad "a la rusa" se vio muy facilitada por la relativamente
temprana difusión (entre los 1890 y 1950) de las
heladeras
(neveras) hogareñas u otros métodos de refrigeración en la principales
ciudades ya que con estos dispositivos las comidas se pueden mantener
conservadas por más tiempo.
Cuando la simpática salteña
Juana Manuela Gorriti escribe su libro "
La cocina ecléctica" en las postrimerías del
s. XIX,
ya gran parte de las preparaciones argentinas mencionadas habían sido
olvidadas entre la gente de la región central y pampeana. Era
precisamente la época en que se producía el gran influjo innovador de la
comida italiana de la mano de millones de inmigrantes. El citado L. V.
Mansilla comenta la existencia de los ravioles en las principales
ciudades rioplatenses hacia la década de 1880, por esto es una
exageración —típica de él— cuando
Jorge Luis Borges
dice que "la primera vez" que conoció los ravioles fue a inicios de
siglo XX al concurrir, siendo muy niño, a la casa de unos inmigrantes
italianos, invitado por el argentino hijo de estos.
Según Víctor Ducrot y Daniel Schbavelson el consumo de asado en las grandes ciudades recién se generaliza a partir del
17 de octubre de
1945,
cuando masas de migrantes procedentes del sector rural comienzan a
difundir sus costumbres en las grandes ciudades. Estos migrantes muchas
veces se dedicaron a las obras de construcción de edificios por lo que
durante décadas fue todo un espectáculo callejero típicamente argentino
ver y oler al medio día la preparación improvisada de los "asados de
obra" del puntual almuerzo.
Hasta la década de los años 1970 en que se potenció la densidad
edilicia (en gran parte con edificios de varios pisos para oficinas y
departamentos)
de las ciudades, aún en las principales ciudades existían numerosas
casas familiares de una a tres plantas (pisos, niveles) con amplios
jardines y pequeñas huertas en las cuales se encontraban frecuentemente
parras,
higueras de origen mediterráneo,
moreras,
nísperos, plantas de
tomate e incluso
durazneros en la mayor parte de la Argentina templada y subtropical (en las zonas más secas se creaban cercos domiciliarios de
tuna
-en otros países llamada nopal o "higo chumbo"-). Los frutos de esos
pequeños huertos domiciliarios se solían comer tal cual estaban una vez
maduros o se usaban para
dulces caseros e incluso licores y
arropes caseros de consumo familiar.
Hasta mediados de los 1970 se mantenía en gran parte del país la
costumbre de celebrar grandes almuerzos los fines de semana,
especialmente los domingos y casi siempre en la casa de los padres donde
se reunían hijas, hijos, nietos y amigos. Esto quedó reflejado en una
serie de televisión llamada
Los Campanelli,
aunque las situaciones eran edulcoradas y básicamente humorísticas,
reproducía bastante fielmente algunos de los comportamientos y las
estrategias parentales argentinas: el patriarca y la matriarca no sólo
hacían de mediadores o aportaban para la comida principal del rito de
mancomunión semanal que se realizaba en el domingo, sino que mantenían
el orden parental. La serie se hizo famosa por la frase del patriarca,
expresada en
cocoliche,
que enunciaba optimista y casi inocentemente -tras aplacar todo tipo de
conflictos, cuando en torno a la mesa parecía explotar el clímax de
conflicto-, con un grito: "
¡Basta, non quiero oire ni el volido d'una mosca!"- concluyendo el patriarca con otra frase: "
¡No hay nada ma' lindo que la familia unita!".
Esta dramatización del típico almuerzo dominguero de las familias extensas argentinas ya en esa década era para la sociología
una evidente representación demostrativa que intentaba morigerar el
conflicto e incluso el clima de rupturista entre las generaciones
argentinas, conflicto que iniciaba a demostrar la crisis
(socioeconómica) desde fines de los 1960, años en que la institución de
las familia extensa y la solidaridad parental argentina entraron en
crisis, en gran medida por las crisis económicas.[cita requerida]
En las áreas rurales de la región pampeana correspondientes a la
Pampa Húmeda,
principalmente en el centro y sur de Santa Fe, centro, este y sur de
Córdoba y norte de Buenos Aires, zonas en donde desde la segunda mitad
de siglo XIX ha sido común el minifundio y midifundio de
chacareros con orígenes piamonteses, lombardos, friulanos y vénetos, son comunes las preparaciones de
salames (como los "salames
quinteros" de
Mercedes,
Caroya,
Tandil entre otras ciudades),
bondiolas (o mondiolas) ,
codeguines,
salamines,
sopressatas,
longanizas, etc. y durante los inviernos la ingesta de la
bagna cauda.
El
postre Balcarce es oriundo de la
ciudad homónima, y los
pellizcos, de la ciudad portuaria de
Quequén, en el municipio de
Necochea.
En la ciudad cordobesa de
Río Segundo, a inicios de siglo XX, inmigrantes procedentes de
Grecia (familia Georgalos) comenzaron la elaboración de un postre basado en
manteca de maní transformado en barras marmoladas y esponjosas por el batido y con una consistencia semejante a la de los turrones blandos: el
mantecol®
, que actualmente también se produce fuera de la provincia de Córdoba.
En esta misma provincia, y con sede central en la ciudad de
Arroyito, se ubican fábricas de
galletitas y, especialmente, de
caramelos,
bombones de chocolate (como los llamados
Bon o Bon®) y otras
golosinas y
confituras que se exportan al resto del mundo.
La preparación de
jamones es directamente heredera tanto de los
jabugos españoles, como de los
prosciuti de Parma (Italia). Los jamones argentinos más afamados suelen ser los jamones serranos procedentes de las
Sierras de Córdoba y su entorno.
Aunque las producciones frutales argentinas tienen su preponderancia
en las regiones del Noreste, Noroeste, Cuyo y la Patagonia, existe
asimismo en la región central una importante producción de frutas siendo
por ejemplo la ciudad santafesina de
Coronda la Capital de la
Frutilla.
Un postre de invención argentina -pese al nombre- es el
imperial ruso preparado inicialmente en la porteña
Confitería del Molino. Por otra parte la
ensalada rusa es una preparación de tipo "guarnición" o incluso "entrada" muy frecuente para los días cálidos.
Región Noroeste y Cuyo
Incluye a las provincias de
Jujuy,
Salta,
Catamarca,
Tucumán,
Santiago del Estero,
La Rioja,
San Juan,
Mendoza,
San Luis.
Se trata del área que más influjos prehispánicos andinos presenta, y eso se refleja en la producción tradicional de
maíz,
papa,
ajíes y
pimentones e incluso la existencia del "
taco" o
algarrobo criollo. Las provincias
cuyanas
de Mendoza y San Luis también han recibido desde fines del siglo XIX
los influjos de la gran inmigración transatlántica por lo que presentan
más similitudes con la gastronomía de la región central.
Aunque en este artículo, por motivos históricos y por algunas de las
producciones principales (por ejemplo viñedos) se reunen el
Cuyo con el
Noroeste argentino,
corresponde mencionar que existen diferencias entre el Cuyo y el NOA,
el Cuyo desde fines del siglo XIX, merced a la gran inmigración de
origen italiano, español y francés mantiene una gastronomía más cercana a
la región central o pampeana, el Noroeste mantiene más influjos andidos
y pudiera ser más influjos
libaneses y
sirios.
El
NOA
es la región argentina en la cual, merced a la temprana sedentarización
y constitución de poblaciones agroalfareras, se han producido los
primeros
guisos, esto desde hace aproximadamente 3000 años.
Si bien existe aquí, como en casi todo el resto del país, una
importante presencia de ganadería vacuna, toman relevancia otros
animales: por un lado los autóctonos (
camélidos, y en especial la
llama),
por el otro los alóctonos aunque aclimatados hace casi medio milenio,
tales como los caprinos, ovinos y porcinos. Los camélidos en esta región
han sido relegados casi exclusivamente a las áridas zonas de
Puna y Desierto Altoandino. Con todos estos animales, además de embutidos,
guisos (como la
tistincha),
pucheros, empanadas y asados se prepara
charqui y
charquicán.
En lo agrícola, además de la papa y el maíz, se encuentran muchas
variedades de vegetales alimenticios autóctonos: en las zonas menos
húmedas prosperan la papa, la
quinua y el
amaranto; en las zonas más húmedas abundan los
porotos,
tomates,
zapallos,
ajíes, el
pimentón, la
palta, el
cayote, etc.
Las especies alóctonas también se destacan en la región del Noroeste Argentino y Cuyo: excelentes
vides (destaca el vino Malbec),
olivos (se destaca una variedad de aceituna típica de la Argentina, variedad conocida como "Arauco"),
nueces,
duraznos,
peras,
cebollas,
cuaresmillos,
arándanos,
ajos,
damascos,
ciruelas,
higos,
membrillos,
kiwis.
En las zonas más húmedas es grande la producción de:
caña de azúcar,
porotos,
papas,
mangos,
bananas,
cítricos (en especial el pomelo y la mandarina) y
paltas; en las zonas más frescas correspondientes al
Cuyo prosperan los
manzanos y la vid.
Tradicionalmente, esta región ha sido dotada de una mayor base para
lograr una mayor variedad de platos. En toda la Argentina son típicas
las empanadas, pero en esta región su preparación llega a su apogeo, y
las diversas provincias rivalizan sobre cuál tiene las mejores.
Otro plato típico de la región (si bien difundido a todo el país) es el
locro (un suculento guiso preparado principalmente con granos de maíz y
porotos), considerado casi como el plato nacional argentino–. Existen diversas variedades de locro (por ejemplo el
huascha locro o locro pobre), siendo el
mote una especie de locro y una preparación semejante el
frangollo.
Por otra parte, en esta zona es frecuente la preparación de
tamales y
humitas en chala. Otras especialidades culinarias de esta región argentina son los
alfeñiques,
orejones, la
chancaca, la
patasca, el
pastel de choclo, el
charqui, el
charquicán, el
tomaticán o
tomatada -hoy típico de Cuyo, plato existente desde antes de 1810 confeccionado con tomates y huevos-, el
chuño, la
carbonada (por ejemplo en Cuyo, como su nombre lo indica: la
carbonada cuyana) , la
chanfaina,
chuchoca,
guiso de panza,
calabazas rellenas, el
pirco,
entripado vallisto, el
frito colorado, la
cabraleta (queso de cabra grillada con hierbas), la
arvejada típica del norte de Salta y de Jujuy, el
sancocho y el
pastel de papa, aunque este último se ha hecho plato común en otras zonas, incluso en la pampeana (se consume bastante en el interior de la
Provincia de Buenos Aires). En las áreas rurales se prepara el
patay, especie de
bizcocho elaborado con harina de algarrobo criollo y el
chipaco, que es como un pan con
chicharrones, el cual es llamada "zemita" en partes de Cuyo. Entre los postres figuran el
anchi, la
capia , los
huevos quimbos, el postre llamado
jesuitas y el
turrón salteño. En el Cuyo se consumen las denominadas
zemitas también llamadas "chipaco" y "chipaca" en partes del Centro y Noroeste argentino).
En el Noroeste argentino ha sido desde fines del s. XIX importante la inmigración de
libaneses y de
sirios sin embargo llama la atención que aún en el 2011 el influjo de tal numericamente importante inmigración de origen
masraquí
-más cuando varias veces el gobierno de las provincias ha estado en
poder de dinastías de origen sirio- los influjos masraquíes o
proximoorientales no sean notorios en la gastronomía: no se notan importantes el influjo del llamado "
pan árabe" (el llamado pan "árabe", con el aspecto de una plana
figaza
poco leudada y apenas cocida , circular de un palmo de diámetro nada
"malteada" es mucho más común hasta el 2011 en la Ciudad de Buenos
Aires), ni del
kebab, ni del
shawarma, ni de los
falafeles, ni las
lahmayim ("
empanadas árabes", siendo estas considerablemente consumidas en la
Provincia de Córdoba, ni del
hummus, ni de la
baklava, ni de las salsas
anisadas, ni los adherezos con
sésamo, ni el consumo de
dátiles aunque la región (por ejemplo) produzca excelentes dátiles en
Patquía y su zona aledaña y, en abundancia, todos los ingredientes para los platos
levantinos recién mencionados. Es como si el cosumo de tales alimentos hubiera quedado restringido a endogrupos.
Tucumán se destaca por los excelentes
quesos de Tafí, en Jujuy se elaboran también renombrados
quesillos como los de
San Antonio. Es muy apreciado el consumo de estos queso con "
miel de caña de azúcar" en casi todo el Noroeste.
Mientras que casi todas las provincias de la región (a excepción de Tucumán y Santiago del Estero) producen
vinos)
que en muchos casos han obtenido merecido renombre mundial, corresponde
mencionar al menos uno que es exclusivamente argentino: el
torrontés, vino blanco fragante y de sabores muy afrutados que se elabora en los
Valles Calchaquíes, siendo
Cafayate
el centro productivo más famoso. También, el vino tinto mendocino
(variedad Malbec) es considerado el mejor del mundo, entre todos los de
esta variedad de vino tinto.
1 En el norte de la región, se preparan aguardientes de uva o destilados del vino, como el llamado
singani o semejantes al
pisco. Argentina es un gran productor de vinos, ocupando en el 2005 el cuarto lugar del mundo tras Francia, Italia y España.
Con la vaina del
algarrobo se elaboran alimentos y bebidas artesanales: el
patay (una especie de pan), el
bolanchao (postre), una bebida refrescante (la
añapa) y una especie de cerveza llamada
aloja.
También se produce una gran variedad de dulces, algunos de ellos de consumo masivo en todo el país: dulce de
batata y dulce de
membrillo; con estos y
queso fresco se preparan los postres llamados
fresco y batata y
postre vigilante, muy comunes en casi cualquier parte de Argentina. Más restringidos al Noroeste son los
arropes de
chañar y de
tuna, o los dulces de melaza y
cayote, entre las golosinas se destacan los
alfeñiques y la
chancaca.
Un postre simple típico del Noroeste Agentino es el
quesillo de cabra con miel de caña o con dulce de
cayote
, mientras que uno de los postres típicos de Cuyo -muy frecuente hasta
la primera mitad del siglo XX, en la segunda mitad muy olvidado y con
resurgir desde inicios del presente siglo- es la
ambrosía. En el norte del Noroeste existe un postre semejante basado en harina desecada de diversos cereales llamado
chuño. Un postre que desde esta zona se dinfundió por toda la Argentina es la
mazamorra
(siendo apreciada la variante de mazamorra con leche), cabe aclarar que
esta preparación fue muy consumida durante la época colonial y hasta
principios del siglo XX en toda Argentina, mientras que en la actualidad
su consumo ha disminuido -solo- en la región pampeana (donde vive la
mayoría de la población argentina). A pesar de esto, la mazamorra sigue
siendo muy consumida en
Cuyo, el
Litoral, y más aún en el
Noroeste argentino.
La región cuyana es afamada por las preparaciones artesanales en base a frutas desecadas como lo son los
orejones de
damasco, manzana,
membrillo,
durazno, las
pasas de uvas,
ciruelas disecadas, etc. Con los duraznos (y también damascos -o albaricoques-) macerados en
almibar se preparan conservas los llamados
pelones. Otro dulce apreciado en el
Noroeste argentino y la parte norte de
Cuyo, es el
arrope (el de
chañar,
tuna,
higo, e incluso de
uva), aunque los más apreciados son los de chañar y el de tuna.
Región Noreste
Incluye a las provincias del
NEA:
Corrientes,
Chaco,
Misiones,
Formosa así como casi todo el extremo norte de
Entre Ríos, y noreste de Santa Fe.
Cuatro notas principales caracterizan a las producciones alimentarias
de esta región: la mandioca, el maíz, los porotos, el zapallo, los
pescados de aguas dulces y el mate.
2
La
mandioca hace que muchos platos del Noreste Argentino sean idénticos ó muy semejantes a los paraguayos y
cruceños. El
chipá
(o la chipa), es un pancito preparado a base de almidón de mandioca y
queso duro, que las migraciones internas están difundiendo en casi todo
el Cono Sur. Algunas variantes del chipá o chipa son: el
chipá mbocá, el
chipá avatí y el
chipá so'ó,
3 los cuales se elaboran en el
Noreste argentino debido al legado guaraní-jesuita dejado en la región. El almidón de mandioca (
tapioca) es también la base del
mbejú (dicho
mbeyú o
beyú). De la región chaqueña es típica la
torta parrilla la cual se parece a una enorme
torta frita ya que se basa en una masa de harina, agua y grasa cocinada sobre una parrilla o directamente sobre las brasas.
En esta zona, las empanadas suelen tener sus "tapas" realizadas
muchas veces con harina de mandioca en lugar de harina de trigo. Además,
la alta disponibilidad de
arroz
hace que muchas veces el relleno de las empanadas sea parcial o casi
totalmente de arroz (en Entre Ríos se encuentran curiosas empanadas de
arroz con leche que pueden estar emparentadas con las cruceñas).
Un plato simple es el "
reviro", también es típico de la zona el
quibebe, la
chatasca y el
mbaipy4 (pronunciado mbaipú, con una u muy cerrada casi una "i", parecida a la "ü" francesa pero pronunciada más
guturalmente) también llamado, a veces, "
polenta correntina",
que consiste en una mezcla de harina de maíz disuelta en agua con
algunas verduras y pollo o carne molida (este plato es de procedencia
guaraní y está emparentado con la
humita en olla, no en chala, del Noroeste). Otro plato difundido es la llamada "
sopa paraguaya" que pese a su nombre es como una
polenta, aunque con más consitencia, y con una presentación que recuerda a una
torta. A su vez, hay una preparación típica de Corrientes la cual se llama
sopa correntina, que pese a lo que se pueda pensar, es diferente a la sopa paraguaya. En el Chaco es común el
guiso carrero. En Misiones se consume mucho la mandioca frita, y también se consume considerablemente la
raspadura. Otro plato común y típico de todo el
Noreste argentino es el
chicharrón trenzado.
5 6
La abundancia de ríos, arroyos, lagunas, "esteros" hace que abunden los pescados, algunos de ellos de carnes excelentes:
pacú,
dorado,
surubí,
pira pyta,
manguruyú,
patí,
boga,
armado,
corvina de río,
pejerrey, etc. Suelen comerse asados, especialmente "carancheados" -cocinados
in situ y consumidos sin mayor elaboración-, a veces condimentados con jugo de limón, o con aceite y
vinagre e incluso con
chimichurri e incluso con
aceto balsámico
-estos aliños pueden ir solos o mezclados- ). También pueden formar
parte de guisos (principalmente con arroz), rellenos de empanadas, y del
chupín de pescado (generalmente pescados de río, como: el
surubí, el
dorado, la
boga, el
pacú,
bagre blanco,
bagre negro,
manguruyú, etc).
La carne de
carpincho (o capibara) y de
yacaré
ha sido importante en la alimentación de los pueblos originarios. Con
la cola de yacaré que provee tiernos filetes (o "lomitos") se suelen
preparar milanesas. El carpincho es el mayor de los roedores del planeta
y suele pasar gran parte de su vida en el agua, su carne se considera
muy sabrosa pese a la aprensión que puede provocar. Una forma
tradicional de cocinar el carpincho (forma que se usa ocasionalmente
para reses vacunas y otras) consiste en eviscerar el animal e
introducirle piedras calentadas al rojo en su interior. Por otra parte
los asados de vacunos suelen ser hechos actualmente a partir de razas
hibridadas con
cebú como la
brahmā y el
brangus. Un asado típico del noreste es el
churrasco al espadín.
La zona más seca (la más occidental) de la región chaqueña tiene como postre típico al dulce del cacto
ucle con quesillo o queso.
Otra preparación culinaria típica de esta región, que puede parecer muy rara, es la
cabeza guateada.
Esta es una región abundante en frutas, principalmente las
cítricos,
bananas,
sandías,
paltas,
mamones,
ananás,
guayabas,
aguaís,
quinotos granadas,
mangos, etc. Estas permiten la preparación de postres, dulces y jugos. Entre los frutos locales se destacan los de la
pitanga, la
butiá (muchas veces confundida con la
yatay), la palma
pindó, el ananá, el aguaí, la guayaba, el mburucuyá. A estas frutas se añaden las "nueces" de
curí o
cury ("Araucaria misionera") en las Sierras de Misiones, la
caa'jé o "yerba dulce" (un endulzante natural perfectamente consumible por quienes no pueden consumir azúcares comunes), el
yatey o
yateí (especie de abeja melífera autóctona; Argentina es uno de los principales productores mundiales de
miel), el
mburucuyá (pasionaria o pasiflora, se utiliza para preparar infusiones ansiolíticas o sedantes y jugos refrescantes).
De las palmeras autóctonas se utilizan sus frutos (por ejemplo el
pindó) y también su "cogollo" o "médula" llamada
palmito. El palmito se extrae principalmente de una palmera de bajo porte conocida precisamente como
palmito o
palmera palmitera.
Durante la segunda mitad de siglo XX se ha difundido en gran parte de
Argentina el consumo de "palmitos", preparados de un modo simple aunque
muy sabroso, por ejemplo los
palmitos con salsa golf (la
salsa golf fue inventada en el "Golf Club de Mar del Plata" por el porteño premio Nobel
Luis Federico Leloir). En la provincia de Misiones existe una moderada producción y consumo de
yacaratiá, considerado como el único árbol del mundo cuya madera es comestible.
El queso de
Goya es un queso de pasta dura muy apreciado.
7
Las provincias de Corrientes y Misiones son las principales productoras de "
yerba mate" (o "ka'á"), proveen a todo el país e incluso a estados vecinos. El Noreste Argentino es el área central del consumo de
tereré, infusión de mate que se bebe fría y frecuentemente mezclada con la hierba
cola de caballo, con jugos cítricos o incluso con
caña quemada (aguardiente). En gran parte de esta región el mate se ceba en recipientes grandes y de boca ancha llamados
porongos (como se acostumbra también en
Uruguay y los estados brasileños de
Río Grande,
Santa Catarina y
Paraná).
Región Austral
Incluye a las provincias de
Neuquén,
Río Negro,
Chubut,
Santa Cruz,
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
También aquí encontramos asados, el dulce de leche, las empanadas (incluso en
Malvinas), el consumo de la infusión llamada
mate.
En esta región, además de los influjos italiano y español, se hacen
notar los influjos de la Europa Noratlántica y la Europa Central, por
ejemplo aquí también se consumen
kuchen en la región andinopatagónica.
La inmigración galesa, desde la segunda mitad de los '60 del siglo XIX en Chubut, introdujo dos grandes aportes:la
torta negra, y el queso llamado
queso Chubut, luego difundido en la mayor parte de la Patagonia (especialmente en Neuquén) y en el sur de la provincia de Buenos Aires.
La inmigración centroeuropea ha difundido la preparación de ciertos
postres y dulces en gran medida basadas en frutas rojas y frutas agrias
así como las calificadas de frutas finas (de
cereza, manzana,
frambuesa,
arándano,
rosa mosqueta,
zarzaparrilla,
casis,
sauco,
calafate,
zarzamora,
guinda,
mora,
grosella,
quetri etc., estas frutas se producen principalmente en el
Alto Valle del Río Negro y en la zona de
Los Antiguos) o las confituras y postres como los "
chocolates", de
Bariloche.
En ciertas zonas, como
Colonia Suiza, se produce
vino montañés basado en vinos de uva fermentados con frambuesa o con cereza y especias.
Los pueblos prehispánicos han hecho sus peculiares aportes, por ejemplo, el
ñaco, los panes y tortas de harina de "nuez" (semilla) de
pehuén, el condimento llamado
merkén, los dulces de
llao llao o de frutos y
calafate. Mientras que los inmigrantes
chilenos aportaron el
curanto y el
milcao.
Las costas oceánicas y los lagos de esta región proveen
mariscos y
crustáceos así como pescados para "
patés", asados,
cazuelas y guisos de
centolla,
centollón,
calamar,
pota,
pulpo,
abadejo,
salmones,
truchas,
corvinas,
jurel,
congrio,
ostras,
mejillones (o "choritos"),
cholgas,
langostinos,
berberechos,
krill etc.
En la región andinopatagónica se producen cervezas artesanales, ya
sean de tipo irlandés como de tipo centroeuropeo. En los valles de Río
Negro y Neuquén (e incluso en el noroeste de Chubut) se producen
vinos blancos finos del tipo
Riesling, siendo estos los viñedos más australes del planeta.
Al asado vacuno se suman los porcinos, caprinos y especialmente los de cordero patagónico (por ejemplo el tierno asado de
corderito patagónico) , los
chiporros y los de carne de
guanaco,
choique (ñandú petizo patagónico) y
ciervo muchas veces asados en
chulengos
(especie de parrillada-horno hecha con un barril de 200 L., que a veces
posee una simple chimenea y todo esto, montado sobre un caballete para
soportar el enfriamiento del fogón ante los constantes vientos) , como
platos refinados se consumen
salmónidos (por ejemplo salmones ahumados que se pueden expender como fetas -lonchas finas- de fiambres) también
truchas ahumadas en forma de fiambre,
fuets,
salames ahumados y fiambres ahumados de
jabalí o de
ciervo, también
patés de estos mismos animales.
Producción vitivinícola
La preferencia generalizada entre la inmensa mayoría de los argentinos es por los "vinos de tipo francés" (incluidos los
espumantes tipo "
champagne"),
este gusto deriva de los estratos socioeconómicos de mayor poder
adquisitivo y como consecuencia los vinos nativos e inclusos los vinos
de linajes italianos y españoles ocupan puestos secundarios en el gusto
masivo argentino (al menos el del siglo XX).
De los vinos de tipo italiano que se producen en Argentina se destacan los que imitan al
Chianti, de los de tipo español los más conocidos son los llamados
carlón. No obstante, en los últimos años del siglo XX han logrado una buena difusión cepajes típicamente españoles (
tempranillo) o italianos (
bonarda)
que muchas bodegas comercializan en forma de varietales (una cepa
predominante) o con uvas de diversas procedencias (vinos de corte).
En ciertas zonas y en ciertos grupos socioeconómicos argentinos
existe una preferencia por los vinos endulzados artificialmente
(abocados) gusto quizás derivado de los "vinos de misa" (principalmente
el llamado "
mistela"),
esto se entiende más si se recuerda que las primeras cepas de vid para
vino fueron plantadas en Argentina a inicios de s XVI precisamente para
cumplir con la liturgia católica. Se pueden considerar tres grandes
regiones productoras de vino en Argentina:
La del Cuyo y del NOA, con climas secos, mucho estrés hídrico, alta
heliofania y cultivos en
oasis de riego; es a inicios de siglo XXI la mayor productora de vinos (casi en su totalidad de tipo francés, excepto las elaboraciones del
torrontés en Salta, La Rioja y Catamarca. Es de esta región de donde proceden la mayoría de los vinos finos que se exportan.
La de la Patagonia, con producciones en el
Valle del Río Negro,
en zonas de riego de la provincia de Neuquén y en el noroeste de Chubut
donde se encuentran los viñedos más australes del mundo.
La del Centro; la producción vitivinícola en esta parte de Argentina es
cualitativa y cuantitativamente inferior que la correspondiente al
Noroeste y al Cuyo, sin embargo se han dado y dan interesantes
producciones: en la época colonial fueron famosos los vinos elaborados
por los jesuitas en
Alta Gracia (en las
Sierras de Córdoba), y desde fines de siglo XIX los de
Caroya
también en la provincia de Córdoba aunque ya no en el área serrana sino
en la pedemontana de la pampa cordobesa. También se ha producido y
producen vinos de humilde calidad en la región llamada "
La Costa",
es decir las zonas ribereñas del río Paraná y del Río de La Plata desde
la ciudad de Santa Fe hasta las adyacencias de La Plata; del otro lado
del Río de La Plata, en Uruguay, se ha logrado la producción de un vino
de más calidad, principalmente en
Juanicó,
en el este de la provincia de Entre Ríos se ha producido a partir del
2003 un resurgimiento de las producciones vitivinícolas de
Concordia y
Colón.
En los días de verano popularmente se bebe
sangría
nombre que por su color recibe un especie de cóctel frío de origen
español, en su variedad argentina está compuesto con vino tinto, rodajas
de limón, muchas veces endulzado con azúcar y mantenido frío con
cubitos de hielo (por lo que el vino baja su tenor alcohólico al
aguarse, máxime si se le añaden a cada vaso de "sangría" chorros de
soda fría, o jugos de frutas).
La producción láctea
La producción
láctea de la región pampeana es ingente (pese a que se vio perjudicada durante los
1990s y el primer lustro del
siglo XXI por la llamada "soyización" o "
sojización" del campo argentino).
Aunque la gran producción láctea de la región aún no se ve reflejada
en la producción a una escala importante de quesos típicos, sin embargo
puede hacerse mención del
queso Mar del Plata y del
queso Colonia (fabricado inicialmente en
Colonia Suiza y
Nueva Helvecia, departamento de
Colonia, aunque su elaboración se ha difundido en zonas de Buenos Aires y Santa Fe), a estos quesos se añaden los
quesillos (casi siempre de cabra y oveja) así como la
ricota
-la ricota, cuajada dulce de leche, es consumida frecuentemente como
relleno de pastas (ravioles, canelones, lasañas, tarteletis etc.),
postres (torta de ricota, redonditos de ricota etc.)-.
En el departamento
pampeano de
Guatraché, particularmente en
Remecó, los
menonitas elaboran artesanalmente excelentes quesos de tipo "holandés" (similares al
queso Gouda).
También originado fuera de esta zona, tal como su nombre lo señala, es el
queso Chubut.
Sin embargo, durante el siglo XX el sur de la provincia de Buenos Aires
ha sido importante productor de este tipo. Las pizzas argentinas suelen
ser preparadas con
musarela, queso que imita al italiano llamado
mozzarella,
aunque por lo general la musarela o mozzallera argentina es realizada
con leche de oveja o leche de vaca, a diferencia de la leche de
búfala que es la usada para la mozzarella italiana.
Los fideos y otras pastas (inclusive la polenta) suelen ser cubiertas con queso rallado de tipo
parmesano o
reggiano. Otro queso de origen italiano bastante apreciado en Argentina (y muchas veces cocinado junto a los asados) es el
provolone
en una variante argentina denominada Queso Provolone Hilado Argentino,
creada y patentada por Natalio Alba, en 1940, incorporandose al Codigo
Alimentario Argentino en 1955. La primera marca comercial de este queso
es
Provoleta® que fue registrada por su creador en 1963.
En líneas generales, durante el siglo XX el gusto más común entre los
argentinos se ha dirigido a los quesos de tipo francés, y es debido a
esto que en Argentina se producen imitaciones de quesos franceses.
Otro producto lácteo muy difundido es el
yogur, aquí nuevamente cabe hacer mención de J.L.Borges y de su amigo
Adolfo Bioy Casares,
en efecto: la familia del segundo era propietaria de una empresa
dedicada principalmente a la producción de leche y sus derivados así
como de una cadena de "
bares lácteos", en los
1930s
los propietarios de dicha empresa comenzaron a producir yogur y
encomendaron a los dos escritores que redactaran los textos de las
propagandas del, en ese entonces, nuevo producto.
Consumo de pescado y afines
Pese a que gran parte de los inmigrantes italianos y españoles
procedían de zonas litorales, y pese a ser enjundiosa Argentina en
recursos ictícolas, durante todo el siglo XX el consumo de pescado ha
sido relativamente muy bajo.
8
La explicación principal para tal fenómeno se debe a la abundante
oferta de carne vacuna y aviar (principalmente pollo) y a que este tipo
de carnes produce mucha más saciedad que la mayoría de los pescados,
mariscos y
frutos de mar.
Por otra parte hasta inicios del siglo XX la gente humilde que habitaba
en las costas de los grandes ríos solía tener como una de sus
principales fuentes de nutrientes el pescado, por ejemplo el robusto
sábalo,
pero precisamente por servir de alimento a los de menos poder
adquisitivo se difundió como desprestigiante insulto el mote peyorativo
(que llegó al
lunfardo) de "
sabalero" y de "
el sabalaje"
, principalmente en las ciudades como Buenos Aires y Rosario para
quienes se alimentaban con esta dieta entonces "barata" es decir
económica. Un plato sencillo, sabroso y suculento frecuente en el
Delta del Paraná y otras zonas del
Litoral argentino
es el pescado esvicerado, luego relleno y horneado ( suele ser carnoso
sábalo, por lo común su relleno es simple: donde estaban las "tripas" o
vísceras se aplica un relleno con rodajas de
cebolla,
ajo picado y algún otro condimento económico como el del
perejil
también picado) , manteniendo la piel descamada del pescado ya que es
rica en nutrientes, luego es horneado en un típico cemicircular (con
forma de
domo)
horno de barro, a este pescado horneado se le suele acompañar con una
ensalada criolla (de
lechuga), incluso de
berro,
con rodajas o cubos de tomate, en ocasiones cubos de papa hervida,
rodajas de cebolla y, como aliños o condimentos- pizcas de sal común (
sulfato de sodio),
vinagre y aceite comestible -preferentemente
aceite de oliva- .
Las preparaciones más comunes de pescados han sido simples
escalopes de filet de
merluza (por ejemplo el
filet a la romana) y
chupines. Con los mariscos se preparan en toda la Costa Atlántica del país
cazuelas, en la costa patagónica se consumen guisos de
centolla y
pulpito patagónico, durante la católica semana santa se consume por tradición guiso de
bacalao o de
cazón previamente disecados salados y ahumados, también en esa época es algo más frecuente el consumo de
pulpo en forma de guisos (por ejemplo
pulpo a la gallega).
En algunos puertos marítimos es casi un detalle pintoresco el consumo de
camarones y
langostinos crudos condimentados con jugo de limón; mucho menos frecuente es el consumo de
bivalvos crudos (aunque en la provincia de Chubut existen buenos criaderos de
ostras),
aparte de la repugnancia que suelen tener los argentinos a consumir los
animales crudos se suma a la prevención del consumo de estos alimentos
la presencia de ocasionales
mareas rojas (desde mediados de los
1970s:
las mareas rojas son producidas por las toxinas acumuladas por los
mariscos, toxinas que por su parte se originan de la descomposición
masiva de los restos de peces que los buques factoría pesqueros arrojan
al mar). Como quiera que sea, casi siempre los bivalvos están en buenas
condiciones y esto facilita que durante las vacaciones muchos
veraneantes preparen guisos de
almejas.
En la zona fluvial llamada
Litoral argentino (zona del Noreste) los peces
dorado,
surubí,
pacú, pirá pytá y
patí
generalmente son preparados al horno ("horneados") o a la parrilla
("parrillados") y también es frecuente que formen parte del relleno para
las empanadas de esa región.
La mejora de los transportes y de los medios de conservación han hecho que, recién a fines del
siglo XX e inicios del presente, en algunas de las principales ciudades se pueda consumir (aún bastante esporádicamente)
calamar y
pota principalmente en forma de
calamar a la provenzal; también tales mejoras han difundido moderadamente el consumo de
atún,
caballa,
sardina y
jurel envasados en "latas"; en ciudades puerto como
Mar del Plata suele ser un consumo muy característico de los turistas el de las conservas de mariscos allí preparadas (por ejemplo
berberechos).
Desde finales de los
1980s
se ha hecho relativamente común en ciertos restoranes de las
principales ciudades cuya clientela correponde a los estratos medios
urbanos (que son numéricamente mayoritarios en Argentina) el consumo de
sushi,
hasta esa época tal plato era consumido casi exclusivamente por los
integrantes de la colectividad japonesa (principalmente por los
inmigrantes japoneses, sus descendientes argentinos solían consumir poco
o nada el sushi), téngase en cuenta que la difusión del consumo de
sushi entre los "ABC1" argentinos no ha procedido directamente del Japón
sino de la previa etapa por Estados Unidos al ser moda en aquel país.
Desde los 1990 el mar Argentino es sobreexplotado por flotas
pesqueras extranjeras que han puesto en grave riesgo la existencia de
muchas especies, por ejemplo se están aún en el 2010 pescando
masivamente ejemplares jóvenes de merluza con lo que se pone en peligro
la reproducción de las merluzas. Aún el 90% de los pescados capturados
en las aguas marinas argentinas se sigue exportando en lugar de ser
consumido en el País.
Cabe hacer notar que frecuentemente el turista europeo supone a
muchos peces de ríos argentinos como procedentes del mar por sus grandes
dimensiones, su carnadura y su sabor, tal cual suele ocurrir con los
dorados,
pacús,
surubíes,
pirá pytá,
truchas, etc.
Un día
Tradicionalmente, un argentino tipo comienza su día con un desayuno
no tan abundante como los que se consumen en otros países. Consiste
principalmente en una bebida caliente (mate, café, té, etc.) - siendo
pricipalmente consumido, y con mucha diferencia, el mate - en invierno y
una bebida fría en verano (jugo, ensalada de frutas, licuados, etc.);
siempre acompañado la bebida con tostadas (usualmente rebanadas de pan
casero o de pan blanco tostadas con un calor moderado hasta quedar
cobrizas), manteca, mermelada, medialunas, tortas, etc. Aunque la
globalización cumple un rol fundamental en el nuevo desayuno argentino,
ya que los argentinos residentes en grandes ciudades desayunan abundante
como en la mayoría de los países del mundo y comprobaron que es más
efectivo que el tradicional desayuno argentino.
El almuerzo tradicional es la comida más fuerte del día, por lo
general son los asados, pollos, pastas, etc. Aunque la globalización
también cambio las costumbres de almorzar reemplazando el gran plato por
fast foods (hamburguesas, etc.), o más elaborado y argentino: minutas (bifes, pizzas, etc).
La merienda es también importante en la vida del argentino, ya que la
mayoría la consume generalmente cuando llega a su casa del trabajo y es
como reencontrarse con su familia después de un agitado día, se consume
casi lo mismo que en el desayuno. La cena es como el almuerzo, aunque a
la mayoría de los argentinos les agrada más una cena liviana (lo común
es cenar entre las 21 y 22 horas, no mucho antes de ir a dormir), pero
los que vienen de no merendar ni/o almorzar suelen preparar una
importante cena. (Platos elaborados, usualmente).
Influencia de la religión católica
Aunque desde la segunda mitad de siglo XX el porcentaje de católicos
practicantes ha disminuido de continuo, se mantienen en gran medida las
festividades y los platos asociados a ellas:
Navidad -para esta fecha es tradicional el consumo de lechón a la parrilla o al horno, acompañado de
turrones (postres con orígenes tanto españoles como italianos) y
pan dulce, directamente derivado del
panettone milanés, ensalada de frutas, etc.
Para
Semana Santa, fechas en que la Iglesia Católica prescribía abstención de carne, son típicas las
empanadas de vigilia (principalmente las rellenas de
atún), y guisados con
bacalao o, en su defecto,
cazón, en tanto que al finalizar la Semana Santa, en
Pascua se consumen
huevos de pascua y
rosca de pascua, para la celebración del
día de Reyes (6 de enero) existe una preparación de repostería llamada
rosca de reyes.
Durante la (en Argentina fecha plenamente invernal)
Noche de San Juan y durante la
fiesta de San Pedro y San Pablo ha sido -y en varios ámbitos es- tradicional realizar las
sanjuanadas (en la primera de las fechas
santoralicias)
las llama "fogaratas" (fogatas, o más bien fogones) nocturnas en torno a
las cuales se reunen los vecindarios (esta costumbre se ha diluido en
las ciudades más dénsamente pobladas y "posmodernizadas" a fines del
siglo XX); en tales fogaratas, además de celebrarse diversos ritos
festivos resulta ser también tradicional el consumo colectivo de
alimentos espetados y cocinados hasta quedar dorados y crocantes en los
dichos fogones, principalmente
batatas cocidas con el calor de las llamas.
Otros alimentos
Cerveza
La
cerveza-llamada popularmente directamente por su nombre italiano en muchas ocasiones "birra"- compite desde la segunda mitad de
siglo XX con los vinos. La industria cervecera surge a fines de los años
1860 traída por colonos
alsacianos;
las principales cervecerías se instalaron inicialmente casi en el
centro de la ciudad de Buenos Aires, poco tiempo luego surgían otros
polos cerveceros con producción industrial de cerveza:
San Carlos Centro y
Santa Fe Capital en la provincia de Santa Fe,
Villa General Belgrano,
Río Segundo y Córdoba Capital en la provincia de Córdoba,
Quilmes y
Llavallol en las cercanías de La Plata (provincia de Buenos Aires),
San Miguel de Tucumán en la provincia de Tucumán y en las cercanías de las ciudades de
Mendoza y de
Salta,
las cervezas artesanales de Villa General Belgrano, son, por
excelencia, las mejores y más sabrosas de Latinoamérica, y las quintas
del mundo, después de las belgas, alemanas, holandesas y británicas,
dado que siguen todas las reglas de una típica cerveza bávara.
Esto ha favorecido la existencia de eventos concomitantes, por ejemplo las llamadas
Oktoberfests (sic) o "Fiestas de la Cerveza" en localidades que tienen un porcentaje llamativo de su población con orígenes teutónicos (
Villa General Belgrano en la provincia de Córdoba, siendo la más importante de
Iberoamérica)y en
Villa del Parque
(ciudad de Bs. As.), fiesta en las cercanías del "Instituto Schiller
Schulle". También otros colegios alemanes, como el Instituto Ballester
(en la localidad bonaerense de
Villa Ballester, donde también hay un importante Club de la colectividad, la
Sociedad Alemana de Gimnasia), realizan su fiesta de la cerveza, en la cual solo pueden entrar invitados. En tales festejos se copian y adaptan a la
Oktoberfest
muniquesa y, como la misma, resultan atractivos turísticos. Además en
sociedades alemanas de las provincias de Córdoba y Buenos Aires se
realizan minis Oktoberfest en donde sirven cerveza,
pretzels y embutidos de tipo alemán (salchichas,
leberwurst, chorizos "alemanes" etc.).
A inicios del presente siglo se ha iniciado la producción cervecera a escala más que artesanal en la provincia norpatagónica de
Río Negro teniendo uno de sus centros en las
Chacras de Fernández Oro del
Alto Valle.
Sin embargo, la presencia de muchos argentinos con linajes
celtas,
principalmente con ancestros irlandeses, ha favorecido la aparición de
otras celebraciones cerveceras -muchas veces prácticamente inventadas
por el
marketing- tales como el
Día de San Patricio - 17 de marzo -) -afectuosa y coloquialmente llamado
Día de San Pato, patrono de Irlanda.
En general las cervezas más consumidas en Argentina son las llamadas "
rubias" o "blancas" ligeras al gusto con una graduación alcohólica de entre 4° a 5°, realizadas con
cebada o con
trigo,
malta y
lúpulo, siendo la ciudad rionegrina de
El Bolsón considerada la Capital del
lúpulo. mientras que la ciudad bonaerense de
Puan se caracteriza por sus producciones de cebada cervecera y por ello en Puan se celebra la
Fiesta Nacional de la Cebada Cervecera.
Otras bebidas alcohólicas
Aunque el consumo de bebidas alcohólicas es quizás menor que el
existente en los Estados Unidos y seguramente mucho menor que el
habitual en las Islas Británicas, Escandinavia o Europa Central y
Oriental, los argentinos las consumen regularmente y el país cuenta con
una variada gama de elaboraciones, ya sea de modo industrial o de modo
artesanal, y es frecuente el consumo de
sidra (aquí nuevamente la herencia viene de España y de Italia, con más precisiones desde
Asturias y
Campania).
Otras bebidas espirituosas de bastante consumo son el aguardiente de caña azucarera, conocido como
caña quemada o simplemente
caña, con la particularidad de que hacia el 21 de junio (
solsticio de invierno austral) o el 1 de agosto es tradicional beber
caña quemada o
ginebra con
ruda macho, atribuyendo a tal mezcla la prevención de la
gripe y otras afecciones (En ciertas regiones del país, especialmente en el
NOA) esta práctica forma parte de la "
corpachada" un
rito sincrético: los que consumen esta mezcla de
caña o de ginebra antes de ingerirla ofrendan el primer "trago" a la "
Pachamama"
-Tierra Madre-), esta ofrenda suele ser realizada con el simple
escanciado de la bebida sobre el suelo de tierra. También cuando, por el
exceso alcohol en los comensales de una reunión, se derrama sin querer
alguna copa en el piso (tierra) suelen gritar "Para la Pachamama",
esperando que la alusión a este antiguo rito encubra el estado de
ebriedad de los actores olvidando la pérdida del valioso líquido por
medio de la risa.
La caña compite, principalmente en áreas rurales, con la
ginebra.
Abundan las producciones artesanales de
licores, por ejemplo los de
peperina,
naranja,
huevo,
anís,
café,
cereza y el
licor de dulce de leche.
Una especie de licor (más exactamente una bebida alcohólica
destilada) a base de cáscaras de naranjas creado en Argentina hacia
1864, es la
Hesperidina.
Puede incluirse entre los licores al
chitronchelo(en italiano:
citroncello o
limoncello), basado en el limón. Esta bebida fue traída por los inmigrantes procedentes del
Mezzogiorno. Es producida artesanal e industrialmente (por ejemplo en Mar del Plata); asimismo es bastante consumida la
grapa.
Abundan los llamados
mezcladitos,
mezcla de una bebida alcohólica -casi siempre vino- con una no
alcohólica -casi siempre gaseosas con gusto frutales. Los preferidos son
los de vino tinto con una bebida cola, o los de vino tinto con gaseosas
gusto naranja o gusto lima-limón. En casi toda la Argentina, y en
especial en la Provincia de Córdoba se da preferencia al "fernando" (
sic, sin mayúscula inicial) es decir a un cóctel de
fernet con
bebida cola
Los argentinos y argentinas son mucho más adeptos a las infusiones
anaalcohólicas (aunque alguna que otra vez se mezclan ambas "familias"
-el
yerbiao por ejemplo, es mate mezclado con
caña o ginebra-).
En el Noroeste se destaca la
chicha y en la región andinopatagónica una bebida similar llamada
chupilca.
Aunque no son de consumo frecuente, en Argentina, más precisamente en la Provincia de Córdoba, se producen
vodkas de buena calidad premiados internacionalmente.
9
El café y las infusiones de chocolate
Dada la fuerte impronta cultural europea particularmente la del área
mediterránea y en especial de España e Italia, es muy común el consumo
de
café.
El café en Argentina es en general torrado (tostado con azúcar) excepto
el café expreso servido en las confiterías. No muy atrás queda el
consumo de infusiones de
chocolate
(de influjo español, aunque la planta tenga origen mesoamericano), que
se incrementa durante el otoño y el invierno y en las zonas frías del
país en esos momentos y lugares suele ser común la ingesta de
chocolate con churros;
hay dos fechas en las cuales tradicionalmente se consume infusión de
chocolate en los establecimientos educativos de nivel primario: el
25 de mayo y el
9 de julio, dos de las fechas patrias de Argentina.
Por otra parte, especialmente en las áreas rurales y semirrurales se
producen (hasta ahora en moderadas cantidades) "cafés" alternativos como
los llamados
café de algarrobo,
café de mistol y
café de higo, es decir infusiones que, como el
café de malta
imitan al café propiamente dicho y son consideradas más saludables
porque poseen – a diferencia del café – un dosaje mínimo de alcaloides.
El té
El influjo cultural inglés ocurrido durante todo el siglo XIX y las
dos terceras partes del siglo XX, especialmente entre la clase media
urbana (y téngase en cuenta que la clase media urbana argentina es la
mayoría de la población argentina) influjo reforzado a fines del siglo
XIX e inicios del siglo XX por el resurgir del "
Lejano Oriente" ha hecho que también sea muy común el consumo de
té, pero cabe aclarar que aún se consume casi exclusivamente el té negro común de la variedad
assam, siendo poco conocidas a fines del 2008 variedades como
Earl Grey,
Darjeeling
u otras; el té más consumido en Argentina es de producción nacional a
partir de los cultivos intensivos realizados en la provincia de
Corrientes y -en menor medida- en la de
Misiones,
desde los 1960 es muy común que el té que se consume en Argentina sea
el "té en saquitos", es decir té finamente molido envuelto en pequeños
envases ("sacos") de papel neutro muy permeable, tales "saquitos de té"
se colocan en tazas (de
porcelana ó de
opalina) a las que se vierte el agua a la cálida temperatura conveniente.
El mate cocido
Como variedad del
mate, el
mate cocido es una
infusión típica de las gastronomías del
Cono Sur. Se prepara hirviendo
yerba mate en agua, luego se cuela, y se sirve en
tazas. Es una bebida de
sabor amargo similar al
mate
pero más suave, con las mismas propiedades estimulantes y nutricionales
que éste. También se comercializa yerba mate en saquitos, para poder
preparar el mate cocido de la misma forma que el
té. Puede endulzarse con
azúcar u otro
edulcorante y agregársele
leche
a la bebida obtenida. El mate cocido se ha hecho tradicional
(especialmente durante los inviernos) a partir de su expendio gratuito
como desayuno matutino en las escuelas públicas y en el servicio
militar.
Otras infusiones y los aperitivos
Se consume en grandes cantidades el
mate tanto en su forma tradicional como en la de una infusión: el
mate cocido. En el país abundan las
hierbas medicinales y que muchas de ellas son bebidas en forma de infusión llamadas usualmente "
té" (por ejemplo "té de
manzanilla", "
té de tilo", "
té de coca" etc.) :
manzanilla,
llantén,
boldo,
poleo,
peperina,
carqueja,
tomillo,
canchalagua,
ruda (
macho y
hembra),
malva,
romero,
marcela,
torongil,
enebro,
tilo,
calafate,
maqui,
pasionaria,
bira bira,
rica rica,
palán palán y
muña muña son algunas de las principales; con las
hojas de
coca en el
NOA, especialmente en
Salta y
Jujuy, se prepara el "
mate de coca" para atenuar los efectos del "soroche" (o
apunamiento o "mal de las alturas"). Con muchas de tales hierbas, además de infusiones se realizan
aperitivos o
amargos sean alcohólicos ó no, en este conjunto también se incluye la
ferro-quina, por otra parte una típica bebida del noreste argentino es el
tereré, principalmente consumido con jugos en polvo de cítricos; y en menor medida, con otras hierbas o "remedios".
Las minutas
En los restaurantes,
rotiserías y
restobares (bar más
restaurante o restorán) comunes de casi toda Argentina suelen servirse
(hasta la madrugada) comidas de preparación bastante rápida llamadas
minutas.
Algunos de los platos que integran el conjunto de las minutas son
milanesas, churrascos, bifes, escalopes, tallarines, ravioles y ñoquis,
aunque algunos son muy típicos de los lugares de ventas de comida: los
"bifes a caballo" (bistecs de carne vacuna acompañado con dos huevos
fritos), la "milanesa a caballo", la "milanesa completa" (una milanesa
con dos
huevos fritos y una guarnición de papas fritas), el
revuelto Gramajo, el
colchón de arvejas (guisantes), el
pollo al
spiedo (es decir, pollo espetado, y antiguamente asado, modernamente es grillado por un sistema automático
vuelta y vuelta
en un horno con reflectores de calor a gas u otra fuente de energía
calórica) la "suprema de pollo" (una especie de milanesa de carne de
pechuga de pollo), el
filet a la romana, los
matambres, la
lengua a la vinagreta y los
sándwich o -popularmente- "sánguches".
Un postre que suele ingerirse tras estas minutas es el
flan de
vainilla acompañado con dulce de leche.
La variedad de sándwiches en Argentina es amplísima, los más comunes
son los de milanesa, los de jamón cocido y queso, los de pan de
miga, los de pan tostado, los
pebetes, los
panchos, los
carlito (sic), los llamados
choripanes y
morcipanes, etc. Desde
Montevideo, se ha difundido a algunas zonas del
Gran Buenos Aires (en especial en La Capital) una especie de sándwich llamado
chivito, aunque en éste no exista ninguna carne caprina, no hay que confundirlo con el
chivito norteño (en el caso del chivito norteño es efectivamente un
chivo joven asado); muy similar al conjunto de sándwiches llamados chivitos es el de los llamado
lomitos.
Las empanadas
Una docena de empanadas salteñas.
A pesar de que las
empanadas se consumen en todo el país, destacan las del
noroeste
donde la consideran patrimonio gastronómico, sin embargo existen
diversas formas de prepararlas según la provincia ó según la región:
- La empanada según los tucumanos: se cocina en horno de barro, a pesar de que suele ser jugosa se le agrega limón. La preparan tradicionalmente de carne vacuna, pollo, y mondongo y actualmente han incorporado nuevas variedades como: queso o cebolla y queso, etc. Se la acompaña particularmente con vino aunque la globalización tuvo su influencia en la gastronomía tucumana, por lo que es común un combo de gaseosa cola con empanada debido a su apreciada combinación.
- La empanada según los salteños: se caracteriza por el uso de papa, de carne vacuna, pollo, y en las regiones más altas, de auquénidos.
- La empanada según los jujeños: utilizan carne vacuna, o bien de pollo, caprina, y hasta de auquénidos. Utilizan también el ají, cebolla blanca y las arvejas.
- En la La Rioja también se utilizan las papas y las aceitunas, sólo que esta vez usan carne caprina y buena cantidad de ajo.
- La empanada según los cuyanos: . Aunque en San Juan existen empanadas similares a las chilenas pero más jugosas por el uso de rellenos con abundante cebolla blanca y cebolla de verdeo.
En el resto de las provincias que comprenden la región de Cuyo, son muy
similares las costumbres gastronómicas para elaborar esta comida tan
tradicional de nuestro país.
- La empanada según los entrerrianos: existen empanadas de arroz con leche,
al margen de las de carne vacuna complementada con cebolla, ají,
aceite, y condimentos diversos (ají molido, orégano, pimentón y comino,
entre otros).
- La empanada según los porteños:
les gusta la empanada tucumana, la consumen bajo el mismo nombre pero
con mayores dimensiones y también la cordobesa, exceptuando que a ésta
le agregan comino y también crearon una nueva variedad de empanadas dulces: las empanadillas.
- La empanada según los pampeanos: les gusta la porteña y la cordobesa, ellos le agregan morrón.
- La empanada según los patagónicos: en las Malvinas ha sido tradicional el consumo de empanadas en cuyo relleno se encuentra tomate; en la región continental de la Patagonia argentina, quizás teniendo como foco la zona del bajo valle del río Chubut
(poblado desde 1865 por inmigrantes de origen galés) existe una
variante en la cual el relleno se basa en las carnes más accesibles de
la zona, por ejemplo carne de cordero, de guanaco y -especialmente en
las zonas litorales- carnes de mariscos; la más caracterizada empanada patagónica se suele preparar con mejillones cocidos, fuertemente condimentada incluso con vino blanco,
dándole a sus tapas una forma cerrada que recuerda a un "sombrerito" al
cual se le suele espolvorear azúcar (según el gusto de los comensales).
Empanadas dulces, hasta casi el último cuarto del siglo XX las
"empanadas dulces" eran las cordobesas al estar espolvoreadas con azúcar
y rellenas con pasas dulces de uva, sin embargo a fines de siglo XX se
han difundido empanadas (generalmente empanadillas) que, a modo de
postres, están rellenas ya sea con dulce de leche, o de membrillo o de
batata o ricota dulce.
Las picadas
Una clásica
picada criolla, con salame, queso, berenjenas y pan.
Las
picadas,
las cuales son consumidas en los hogares o en los bares, "cafés",
"cafetines", "boliches" y "bodegones", son un conjunto de platillos en
los que se encuentran distribuidos dados de queso semiduro y lo
ligeramente craso como para ser palatables y, así, exqusitos (tipo queso
Mar del Plata o Chubut), dados de salame, aceitunas en salmuera,
cuadraditos de pizza, cuadraditos de milanesa, papas fritas,
maníes,
berenjena
en escabeche, etc. Una vez más, puede comprobarse el origen de la
picadas argentinas en las "tapas" españolas o la "tavola calda" o
"tavola fredda" italianas
Toda
picada se consume acompañada por alguna bebida alcohólica (un "
fernet", un "
vermut", una cerveza, un vino con
soda, para dar algunos de los ejemplos más comunes), casi una variedad de picada algo en desuso a fines de
s. XX es el
copetín, caracterizado por ser consumido entre el almuerzo del mediodía y fines de la tarde.
Los helados
Los argentinos son muy aficionados a los
helados,
en especial a los de tipo italiano, aunque ya desde el tiempo de la
colonia española existía alguna afición, en ese entonces a los helados
de tipo
sorbete,
preparados aprovechando la caída de granizo o, donde era posible, la
existencia de nieve (se documenta la fabricación de helados con nieve en
la ciudad de Mendoza ya a inicios del siglo XIX), en la actualidad esos
"helados de agua" se consumen principalmente en el Norte argentino con
el nombre de
achilatas, semejantes a las achilatas aunque con diferentes preparaciones y presentaciones son los
picolés también del Norte argentino.
De las cremas heladas de tipo italiano las más difundidas son las que
se sirven en cucurucho o en vasito (barquillos de masa delgada de
harina tostada), siguiéndoles las
cassatas (aquí tenemos otro criollismo de origen italiano: en Italia se denomina
cassata a una especie de tarta, en cambio en Argentina es un tipo de
postre helado) , los
sundaes, los "sandwiches" y "alfajores helados", o, en los casos de venta callejera los helados en "palito" y los "bombones helados".
Golosinas y postres
Téngase en cuenta que en la muy urbanizada Argentina como en prácticamente todo el mundo, el "
target" (blanco de
mercadeo)
o los gustos del mercado consumidor infantil y adolescente fluctúan
mucho en función de las modas y propagandas (en la primera mitad de
siglo XX, por ejemplo, era bastante frecuente el consumo del
gofio y la
pasta de orozús -golosina que dio nombre al personaje de historieta
Patoruzú-, golosinas casi desconocidas en la Argentina ya en la segunda mitad del siglo XX).
Ya se ha hecho mención de postres como el de Balcarce, los pellizcos de Quequén, las
capias, el postre Mantecol, el bolanchao, los alfeñiques de Tucumán, las facturas, los alfajores, los flanes y budines, la
mazamorra, el arroz con leche etc. Concretamente los niños de Argentina son muy aficionados a las golosinas dulces como los
cubanitos (barquillos cilíndricos rellenos con dulce de leche), los
caramelos -algunos han llegado a ser casi "folclóricos" como el
Chuenga y el
caramelo Media Hora
(un caramelo saborizado anís, sin alcohol). Argentina es un país gran
productor y exportador de caramelos, caramelos semiblandos de dulce de
leche,
pirulines,
pralinés,
manzanas acarameladas,
gelatina de postres, las
garrapiñadas de maní, las
almendras garrapiñadas,
maní cubierto con
chocolate, los "
chocolatines,
pochoclo (también conocido como
pororó o
ancua o
rosetas de maíz),
bombones,
alfeñiques,
pellizco,
cubanitos, pastillas de
menta,
mentol,
eucalipto;
todas estas golosinas poseen un elevado porcentaje de glucosa lo cual
sirve para aportar en breve tiempo gran cantidad de energía (requerida
muchas veces en la infancia para el metabolismo cerebral en desarrollo o
para el esfuerzo físico de muchos juegos y deportes) aunque la glucosa
consumida crónicamente es desaconsejable.
10
Patrimonio Cultural, Alimentario y Gastronómico
La Secretaria de Cultura de la Nación ha determinado que el vino tinto
malbec, el
mate conjuntamente con la
yerba mate, el
dulce de leche, la
empanada y el
asado lleven el sello de
Patrimonio Cultural, Alimentario y Gastronómico Argentino, por tratarse de productos típicamente argentinos y de consumo generalizado en todo el país.
11
Apéndice
Según una encuesta realizada entre diciembre de
2005 y los primeros días de enero de
2006[¿por quién?], las comidas preferidas y más consumidas (en rigor tal encuesta no distingue bien si las comidas son las
más preferidas o si entre las preferidas son -por motivos económicos- las más consumidas) por los argentinos son a saber:
- "Fideos" (tallarines, ñoquis, ravioles etc): 78%
- Milanesas: 74%
- Ensaladas (casi siempre acompañando a los bifes, asados, churrascos, milanesas, y de estas ensaladas predominantemente las de lechuga, tomate, huevo duro, cebolla, condimentadas con aceite y vinagre).: 70%
- Platos en base al arroz (guisos de arroz con pollo u otras carnes, arroz hervido acompañado con un bife y huevos fritos, "risottos",
- Churrascos y bifes: 63%
Nota:
1 Según diferentes fuentes (entre éstas el
INDEC) la ingesta de carnes en Argentina hacia inicios del
2006 es en
promedio de 105
kg per capita/año.
La anterior cifra se desglosa del siguiente modo:
El consumo de
carne vacuna ha oscilado dentro de un
promedio anual/per capita de entre 65 a 70 kg durante el período
2000-
2005, pero en el
2009
el consumo bajó a 55 kg/año, en parte a la divulgación de nuevos
hábitos alimenticios y principalmente en parte al encarecimiento de la
carne vacuna (la sojización del campo ha mermado mucho las áreas de
pasturas y con esto se ha reducido mucho la cabaña vacuna desde mediados
de los 1990), por otra parte muchos vacunos están siendo alimentados a
grano por lo que el gusto y aspecto de su carne se hacen semejantes al
de la carne de "chancho" (cerdo); ha empeorado la oferta ya que gran
parte de los productores de hacienda han enviado al matadero a terneras
ya que estas vacas jóvenes nulíparas proveeen de una carne que tiene
clientela entre los estratos ABC1; ante este panorama de declive de la
cabaña vacuna en Argentina se ha llegado a la propuesta optativa de
cambiar el hábito de consumo por carne de cerdo, hasta tal punto que la
presidente Cristina Fernández hizo un jocoso y anecdótico comentario
para promover popularmente el consumo de la carne de cerdo: "en mi
familia hemos comprobado que la carne de cerdo potencia el deseo
sexual".
El consumo de carne de
pollo ha rondado -durante el
2005- en
promedio los 28 kg per capita/año.
El resto de las carnes se reparte según las zonas, principalmente, entre:
Carne de pescado (mayormente
merluza hubsi); carne de
chancho, carne
caprina y
ovina.
El consumo de
hortalizas es actualmente muy bajo, en promedio solo 1/3 de los recomendado por la
OMS y prácticamente restringido a la lechuga, tomate y cebolla en forma de ensalada, de este modo en el
2006 en promedio los argentinos comían solo 200
g/día-cápita; esto significaba una disminución muy señalada respecto a
1975
cuando el promedio de consumo de hortalizas per cápita era de
aproximadamente 400 gramos; la explicación para esto se encuentra en el
encarecimiento ocurrido desde 1975 de las verduras y hortalizas en
general así como una pérdida del hábito de su consumo entre las
generaciones nacidas desde entonces.